CuentosA índice de Historias y cuentos
   


Érase una vez un niño que se llamaba Niño.

Niño tenía todo su pecho lleno de perlas y de risas. Niño tenía toda la cabeza llena de hojas de naranjo. Tenía ropa verde para los días de fiesta y ropa blanca para los de trabajo.

A Niño le gustaba la Primavera y el bosque, pero también el Otoño y el mar, por eso iba y venía viajando siempre, del uno al otro y viceversa.

Un día, muy temprano, salió a pasear por la pradera. El Sol caía oblicuo, llamando horas y animales. Niño paseaba muy atento a los pupitres y a las rosas.

De lejos, en el horizonte de las aulas, vio un manzano. El árbol oscilaba pintado en una pizarra negra, llena de tiza blanca.

Niño quiso comer sus frutos e inmediatamente fue hacia él. A los pies del árbol, éste parecía inmenso y sus racimos brillaban iluminando la cara y las manos de Niño.

Alzó sus brazos queriendo coger los frutos, pero cuanto más los alzaba, más lejos estaban. Se preguntó cómo podría alcanzarlos.

Fue a buscar una silla y se subió, pero no lo consiguió.

Fue a por una escalera, ascendió por ella, pero tampoco consiguió llegar.

Fabricó un ascensor de 40 pisos y continuó sin lograrlo.

Atrapó una nube y la ató con una cuerda, trepó por ella, pero tampoco alcanzaba.

Estaba agotado y todo su esfuerzo no había servido de nada. Septiembre se acercaba saltando y él... estaba cansado. Ya no deseó manzanas y pensó en su viaje.

Se sentó a respirar al pié del árbol antes de partir y entonces, una manzana, la más hermosa del árbol, mejor que cualquier sobresaliente, cayó madura por su propio peso. Niño la cogió del suelo, la mordió y guardó el resto. En el lugar donde había caído la manzana, Niño dejó caer una perla de su pecho. Esta perla, con el tiempo, se convirtió en un niño, pero ésta es otra historia que se aleja de la nuestra.

Niño continuó su viaje de un lado a otro. El sol caía ahora perpendicular y rebotaba en toda la tierra, muy despacio, como un enorme balón, una y otra vez.

Niño encontró un camino. No había andado mucho cuando, en una vuelta del mismo, se encontró ante dos puertas.

Para seguir tenía que abrir una de las dos. Niño sintió que no llevaban al mismo sitio o... ¿tal vez sí? pero no al mismo tiempo... ¿tal vez no? pero no de igual manera, o... ¿tal vez sí? pero no.

Se sentó y esperó no sabía bien qué.

Sacó un sacapuntas y afiló su olfato.

Sacó una goma y borró sus tachones.

Sacó un bolígrafo y anotó sus notas.

Y esperó no sabía bien qué.

Lustró su manzana y sus zapatos.

Lavó su cara y sus manos.

Y esperó, sabía muy bien qué.

Olvidó lo que había repetido y recordó lo que había conocido. Entonces, una de las puertas se abrió y Niño siguió.

        N- Siguió hasta el otoño y el mar.
        I- Volvió de la primavera y el bosque.
        Ñ- Era un niño llamado Niño.
        O- Era un hombre que sabía esperar.

Enviado por: Ernesto


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