Profanación
Palabras en labios impuros pronunciadas impíamente, sacrílegas e indecentes mas pretenden ser acogidas, escuchadas y asentidas.
Pero el pudor y el buen hacer fuertes, duros, les desaprueban. Descúbrenle la falacia ser su norma y su patrón de veras.
Aquí, el desencanto. Allí, el escándalo. Sin remordimiento ni vergüenza, sin vida propia ni conciencia, sin voz interna que le avisa que es terreno sagrado el que pisa con su habla infame y grosera.
(Roma, 2001)
Pintura Central: Sir Frank Dicksee
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