27-XII-1998 De Pompeya a Roma
Diciembre
El diciembre a unos les llega en bañador a otros, desnudas las ramas.
Las ramas
Unas se ayudan a otras, las más grandes a las flacas. Todas crecen, también las de los viñedos, que suben gracias a esos troncos anudados (parecen chopos grisáceos y retorcidos); como un tendido eléctrico enmarañado -sin pámpanos es más fácil contemplarlo. Una voluntad tercera, sin duda, está en medio de ellos.
El hombre
Sí por cierto que uno de ellos me mira; ahora son dos (también el de mi izquerda: se hace el despistado, pero está intrigado por lo que escribo). Muchos duermen, otros lo intentan mas no lo consiguen. Pues mira: aquí cada uno hace lo que sabe: está el que piensa en sus negocios, y el que duda entre un verbo en pasado perfecto o imperfecto. Lo único importante en estos impulsos del homo faber viene a ser la autenticidad y trasparencia. ¿Acaso es tan complicado?
La sencillez
Estamos subiendo. Se me taponan los oídos. El tren, su existencia, es mucho más sencilla: va, viene, trae, viaja y vuelve. Él se deja llevar. Sólo la caja negra registra sus acciones; mas si le piden alguna explicación, él sólo hace que remitir al verdadero responsable siempre se deja llevar;
y confía.
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