Renuncio a la voluptuosa danza de la inconclusa espera. Renuncio a ser quimera para transformar mi mar, en aguas mansas.
No quiero cuarzos petrificados ideales, ni eterno anhelo sufriente. Ya no quiero que mores en mi mente si provocas el llanto decadente y acerado.
Si es un amor crucificado en heridos surcos, no florece sin luz, sin agua, perece en medio del desierto, desolado.
Renuncio a vivir desesperada oyendo grises lamentos. Devuélveme el corazón por un momento para saber, si me siento... liberada.
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