Las sombras llegan, el día ya se ha muerto, miro por mi ventana la noche iluminada por una blanca luna, ya instalada, a la que rondan estrellas en concierto.
Las horas pasarán, eso es lo cierto, para aplacar el cansancio de la dura jornada. La quietud de esta noche, nos sumirá en la nada y entraremos, silentes, a la hora de lo incierto.
Cuando el primer rayo de luz, anuncie el nuevo día será hora de darle la cordial bienvenida. Será abarcar, eufóricos, de una sola mirada
ese eterno milagro del sol, que trae la certeza de un día nuevo, brillante, que comienza y que traerá, quizá, la luz que aliviará mi alma atormentada.
Facilitado por su Autora: Madelca
|
|
|
|