La luna se ha escondido y un perfume me embriaga. Espero inquieta sin calma y sin sosiego. Te asomas y me buscas cual sediento andariego y saltas a mi cuarto por la abierta ventana.
Me traes en tus manos, heridas, lastimadas, las rosas perfumadas, tan rojas como el fuego, las tomo entre mis manos, las espinas malvadas también hieren las mías pero no siento nada.
Sólo quiero tenerte y ya te tengo a mi cintura y a mi boca encadenado. ¡Qué no termine nunca esta dulce tortura! que las rosas de fuego adornen nuestro lecho
que perfumen y endulcen nuestro apretado abrazo y que envidien sedientas nuestra pasión a oscuras. Nuestro amor escondido sabe a néctar y a mieles y sábanas de raso esconden a las rosas en sus pliegues.
Autora: María del Carmen Reyes -Madelca- Mar del Plata (Argentina)
|
|
|
|