Historias y Cuentos





La habitación

Estaba muy contento con la habitación que me habían asignado. Lujosa, como ninguna, por el confort. Al menos, si debía estar allí por algún tiempo, el lugar era más que pefecto. Recostado continuamente en una especie de colchón de agua, tenía la sensación de flotar, sensación por demás de placentera. Estaba completamente desnudo, pero no sentía frío, tampoco calor. La temperatura justa para sentirme bien. Tenía, además, todo a mi alcance, solo me faltaba un poco de luz, pero sabía de sobra que mis ojos no la soportarían, al menos por ahora.

Las paredes eran fuertes, para mi protección, pero también, lo suficientemente delgadas para que, para mi regocijo, pudiera escuchar las voces familiares provenientes del exterior. A veces, me hablaban, a sabiendas de que yo los escuchaba, aunque estaba impedido de contestarles. Por cierto, era feliz en esta habitación que me habían asignado. No tenía muchas ganas de dejarla, pero sabía que algún día me sentiría listo para hacerlo, y ése sería el signo de que ya era la hora...




Anoche no dormí muy bien. Estoy un poco inquieto. Me sacaron el colchón y el piso está muy duro. Creo que voy a salir de aquí. Afuera también se oye a mis familiares hablar nerviosamente. Tengo que salir de aquí y averiguar qué pasa. La puerta está entreabierta. Voy a empujar... Pero no puedo ... un poco más... De afuera me dicen: "¡Vamos!"

Otro esfuerzo y ...¡ya está! La luz me enceguece, siento frío. Alguien me sostiene... Todo es confusión... Alguien me da una nalgada y lloro, lloro desconsoladamente. Pero una mujer muy dulce me toma entre sus brazos y me coloca sobre su pecho, y de pronto, todo es seguridad otra vez...

Es como volver a mi habitación... "el útero".


Enviado por: Marina
Escrito por: Silvia Lores






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