Los alerces y Heráclito
Como unas estatuas penitentes ¡petrificadas! centenarios pinos aguardan su admonición. El manto de la noche abroquela el espíritu mientras una luna, casi misteriosa, llora.
Los ojos de un buho, penetrantes, fosforecen. Y los pensamientos más lúgubres se atropellan. Es Diciembre ¡los alerces no lo saben aún! Y la navidad llegará con el leñador.
En el bosque los misterios son eternos ríos que circunvalan por entre la espesura egregia; tal vez, un hombre, algún día, se bañe en ese río. Tal vez, Heráclito, aún permanezca entre nosotros.
Pero los alerces no verán otra navidad.
"Nadie puede bañarse en el mismo río porque el agua ya no es la misma" - Heráclito lo decía.
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