Solo el puente del Arco Iris
me separa de ti.
Tus suaves huellas,
en los inextinguibles días
llegan a mi,
en forma de líricas curvas
que me hechizaron
y que han marcado,
el futuro de mi existir.
Te he imaginado
igual que una estrella brilladora,
que en mi dislocada fantasía
me has convertido,
en el esclavo
de una tributaria idolatría,
por quererte y desearte
como diosa de mi amor.
Y como Satanás
por quererse a Dios igualar,
se condenó,
yo, igual me perdí,
por quererme igualar al amor,
por ti.
Autor: Manuel González Padrón
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