Desde hace cien años
te estoy esperando,
a través de desiertos desolados,
de océanos de llantos
y de noches sin descanso.

Sigo esperando
que mi esperanza,
te lleve conmigo a las estrellas
y allí te ofreceré,
mis besos que te hablarán de amor.

Un amor apasionado
que te hará reina del firmamento,
que te convertirá en Dios,
si no lo hubiera
y hará que tu vida,
me despierte de mi sueño eterno.

Yo quisiera,
que estos desiertos,
estos océanos
y estas noches sin descanso,
lo vieras tú
como un tributo,
de mi desventura y dulce desvarió
y en mi alma una gota de tu alma,
donde se calma el pensamiento mío.

Autor: Manuel González Padrón








         













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