Hiero mi pecho
con la estaca de tu ausencia;
Y me desvanezco en partículas de olvido
a través de esta explosión de bohemia...

Estoy pensando en renunciar
a sentirme intérprete de las cosas,
cuando la tarde en su premura se viste de pompas
que me despedaza el corazón con su manchón de ocres
y caigo al vacío en mitades que se alejan.

Ya la intriga está inscripta en la corteza de un árbol
y los tilos adormecen la plaza y su algarabia
y en el banco, solitario y tristemente,
escribo estos versos
que tal vez tú nunca leas.

Miro las cadenas que me atan a este banco
y soy tan sólo porfía y herrumbre;
me duele el silencio de la plaza
y en el estático banco percibo la nube
del miedo a parir un vástago que no es mío
Lo asumo verdaderamente.

Sin embargo, es mío este silencio
y esta rabia es bien humana
y sé que este llanto que hoy me duele
se acabará con el correr de los años
con los atardeceres del otoño
y las sonrisas del verano
y lleve el niño un nombre diferente
al que yo soñe para mi hijo.

Será así por este amor que me ata a su madre
que llevará por gracia mi apellido.

Alí Al Haded

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Copyright © 2002 Geoff Anderson

 

 



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